A 48 años de haber sido secuestrado, la Justicia logró identificar los restos del histórico dirigente sindical tucumano Benito Vicente Romano, histórico miembro de la Federación Obrera de la Industria Azucarera (Fotia) y segundo del reconocido líder Atilio Santillán.

El 14 de abril de 1976, Romano fue detenido por un grupo de hombres identificados  como miembros de la Policía Federal, en el Hotel Splendid, ubicado en Avenida Rivadavia al 950, barrio de Monserrat, Capital Federal. Quienes presenciaron su detención, luego convertida en secuestro y desaparición, cuentan que reaccionó ante los captores señalando con firmeza: “A mí no me esposan, yo no soy un criminal, soy un dirigente sindical peronista”.

Nacido en Delfín Gallo, a los 17 años fue elegido delegado del Ingenio La Esperanza en nuestra provincia. El 4 de mayo de 1944 los trabajadores de la industria azucarera fundaron la FOTIA y fueron los primeros en declarar una huelga general marchando hasta la plaza Independencia el 16 de octubre de 1945 para exigir la libertad de Juan Perón. Un año después, siendo ya Perón el Presidente de la Nación, Romano fue condecorado por Evita por ser el dirigente sindical más joven del país.

Romano estuvo exiliado en Bolivia y regresó cuando Frondizi fue elegido presidente. En 1959 fue elegido Secretario General de la Fotia por la Lista Blanca con 43.302 votos, en comicios en los que participaron tres listas y emitieron su voto 57.000 trabajadores azucareros.

Fue Diputado Nacional en 1962, por Acción Provinciana, y fue reelecto en 1965. La pelea por la llegada de Onganía al poder y por el cierre de ingenios derivó en que fuera encarcelado durante un año y medio. También fue Prosecretario Gremial e Interior de la CGT de los Argentinos. Cuando se produjo el golpe militar de marzo del ’76, Romano cumplía funciones como Director Obrero de la Compañía Nacional Azucarera (Conasa).

Romano no fue la única víctima de la Dictadura. También fueron secuestrados su hermanos, Domingo, hoy aún desaparecido, y Ramón quien luego fue liberado. Además en varias oportunidades se allanó la casa de su madre, Ramona, que fue destruida y saqueada.

Luego de su secuestro, Romano fue torturado, acribillado a balazos y su cuerpo quemado para luego ser enterrado en una tumba de 50 centímetros bajo tierra. De sus restos solo se encontraron algunos huesos, gracias a los cuales se logró su identificación a través del trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

En una carta dirigida a LA GACETA, su sobrino Benito Vicente Romano, informó que los restos serán sepultados el día 17 de octubre en el cementerio Parque de la Gloria, en Buenos Aires. “Elegimos para su sepelio el día de la lealtad peronista, porque fue el más leal de los Peronistas Tucumanos, leal a sus principios y por sobre todo leal al Movimiento Obrero Azucarero Tucumano, entregando la vida por ellos”, dijo.